Histórico patio de la Facultad de Derecho (1938)
Enrique Bachinelo
Ex Senador y periodista boliviano que reside en San Francisco
Los intereses y las pasiones serán siempre los móviles que impulsan a los
hombres a las más arriesgadas empresas y si a ellos se agregan los ideales,
aunque solo alienten en el pecho de contados seres superiores, se tendrá una
idea de la raíz psicológica de las grandes transformaciones sociales que se
operan en el momento en que se presenten circunstancias favorables.
El 25 de Mayo de 1809 marca el inicio de la revolución Alto peruana que se
extendería por todo el continente en el decurso de 16 años y que bañaron las
tierras americanas con la sangre de miles de patriotas y la muerte de los
chapetones que defendían a la monarquía española que por mas de trescientos años
explotaron a estas tierras dignas de mejor suerte.
Muchos investigadores de los sucesos de Chuquisaca explican que la influencia de
las ideas de la Revolución Francesa y las doctrinas de los enciclopedistas en la
preparación del espíritu revolucionario en los abogados y estudiantes de la
Universidad más famosa del continente, fueron el resultado de los sucesos de esa
época. Pero, más lógico sería atribuir al descontento general contra las malas
autoridades y los privilegios, la mayor proporción del fermento sedicioso que se
formaba entre la población criolla y mestiza.
El marco del poder real en la villa lo conformaban: Ramón García Pizarro,
descendiente directo del conquistador Francisco Pizarro, era el Presidente de la
Real Audiencia y Gobernador de Chuquisaca, hombre de avanzada edad; Benito Moxó
y Francolí, Arzobispo de Chuquisaca, estudioso e investigador, Boeto, Presidente
de la Academia Carolina; a ellos se suma José Goyeneche, nacido en Arequipa y
portador de un pliego de instrucciones de la Junta de Sevilla.
Se reúnen el 12 de noviembre de 1808: Goyeneche presenta los documentos que
portaba, se discute y surgen las dudas: esa Junta de Sevilla no tenía la
potestad de substituir al rey que estaba preso por Napoleón, además, se lo acusa
de que habría tenido ciertas vinculaciones con Carlota Joaquina de Borbón reina
de Portugal con sede en el Brasil, quien tenia pretensiones a las posesiones
españolas. Salta el escándalo, las voces levantan el tono, insultos, amenazas y
la reunión termina en discordia.
Goyeneche aun se detiene 5 días en Chuquisaca, arma todo un "despiole", causa
confusión en el pueblo, y el 17 se marcha con dirección a La Paz. El Presidente
y el Arzobispo quedaron solos frente a la hostilidad de la gente que repetía:
"¡Quieren entregarnos a los portugueses!" "¡Traidores!".
Era Chuquisaca por aquellos tiempos uno de los centros mas intelectuales del
continente y su Universidad, "reputada como la mejor del Nuevo Mundo" -según
Muñoz y Cabrera- proyectaba sus luces a los cuatro costados del Virreinato y
atraía a los mozos de Lima, Cuzco, Córdova o Buenos Aires, que iban para
adquirir en ella ciencia y saber. De allí se lanzaron a la lucha revolucionaria
los valores mas preclaros de América del Sur
Sabedores de los acontecimientos surgidos en el poder real, el grupo de rebeldes
integrado por Jaime Zudáñez, abogado, defensor de los pobres; los hermanos
Joaquín y Manuel Lemoine, Bernardo Monteagudo, "ciudadano de América",
que llegó a ser posteriormente Secretario del General San Martín; Mariano
Serrano, Manuel Mercado, Mariano Moreno, y muchos más, provocan el descontento
desde las clases altas hasta el pueblo e inician una campaña de agitación por
medio de panfletos anónimos, chismes y enredos que infunden la desconfianza y
recelos en la masa. Discursos incendiarios en los corrillos universitarios. Esta
agitación culmina en acciones de hecho el 25 de mayo.
Ese día se reunieron los Oidores en una casa particular y "después de larga
deliberación, pasaron un oficio a Pizarro intimándole la entrega del mando"
Pizarro ordenó el inmediato apresamiento de los Oidores y solo fue detenido el
fiscal Zudáñez, porque los otros se dieron prisa para esconderse. Zudáñez fue
cogido preso al entrar la noche y alborotaba dando voces anunciando que lo
conducían al patíbulo, con la manifiesta intención de provocar la explosión que
se venía preparando.
"Y sucedió lo que quería y esperaba que sucediese; alborotóse el pueblo, de
por sí levantisco y en la ciudad hubo gran movimiento de gente que acudía a la
plaza principal y a la Audiencia. Muchos se subieron a los campanarios y
comenzaron a echar a vuelo las campanas; otros prendían fogatas en las calles.
Desde la Audiencia disparaban cañonazos y descargas de fusileria para amedrentar
pueblo. Pizarro ordena la libertad de Zudáñez, pero ya el pueblo se había
amotinado y atacaron la Audiencia y tomaron preso a Pizarro; salió éste
escoltado por la muchedumbre y conducido por los revolucionarios. Nadie salió
herido, no se derramó una gota de sangre" cuenta René Moreno.
Daban las 12 de la noche y a esa hora se abría una nueva era y no de venturas,
para el pueblo conquistado, sometido y destruido por otro Pizarro y el
prisionero, ante la gravedad de la hora, frente a los hechos precursores decía
con melancolía: "Con un Pizarro comenzó la dominación de España; con otro
Pizarro principia la separación".
Nuestro ferviente homenaje de admiración y respeto al valeroso pueblo de Chuquisaca hoy Sucre. Los augurios de mejor suerte y que el porvenir le depare mayores triunfos. "Los pueblos que olvidan su historia, están obligados a repetirlo."