TEMAS VARIADOS |
IRENA SENDLER O SENDLEROWA
«El Ángel del Gueto de Varsovia»,”Madre de los niños del Holocausto”
La mujer que salvó a 2.500 niños judíos del gueto de Varsovia
Antonio Dubravcic Luksic
Mientras la
figura de Oscar Schindler era aclamada por medio mundo gracias a
Steven Spielberg que se inspiró en él para hacer la película que
conseguiría siete Oscar en 1993 narrando la vida de este industrial
alemán que evitó la muerte de 1.000 judíos en los campos de
concentración, |
Cuando Alemania invadió
el país en 1939, Irena era enfermera en el Departamento de Bienestar Social de
Varsovia el cual manejaba los comedores comunitarios de la ciudad.
En 1942 los nazis crearon un ghetto en Varsovia e Irena horrorizada por las
condiciones en que se vivía allí se unió al Consejo para la Ayuda de Judíos.
Consiguió identificaciones de la oficina sanitaria, una de cuyas tareas era la
lucha contra las enfermedades contagiosas.
Como los alemanes invasores tenían miedo de que se desatara una epidemia de
tifus, toleraban que los polacos controlaran el recinto. Pronto se puso en
contacto con familias a las que les ofreció llevar a sus hijos fuera del Gueto.
Pero no les podía dar garantías de éxito.
Era un momento horroroso, debía convencer a los padres de que le entregaran sus
hijos y ellos le preguntaban: "¿Puedes prometerme que mi niño vivirá?"……
¿Qué se podía prometer cuándo ni siquiera se sabía si lograrían salir del gueto?
Lo único cierto era que los niños morirían si permanecían en él.
Las madres y las abuelas no querían desprenderse de sus hijos y nietos. Irena
las entendía perfectamente, en aquel entonces, ella era madre, y de todo el
proceso que ella llevaba a cabo con los niños, el más duro era el momento de la
separación.
Irena Sendler ponía niños escondidos en el fondo de su caja de herramientas y
los llevaba en un saco de arpillera en la parte de atrás de su camioneta,
Asimismo, transportaba un perro al que capacitó para ladrar a los soldados nazis
cuando salía y entraba del Ghetto
Elaboró cientos de documentos falsos con firmas falsificadas dándoles
identidades temporarias a los niños judíos.
Irena vivía los tiempos de la guerra pensando en los tiempos de la paz. Por eso
no le alcanzaba con mantener con vida a esos niños. Quería que un día pudieran
recuperar sus verdaderos nombres, su identidad, sus historias personales, sus
familias.
Entonces ideó un archivo en el que registraba los nombres de los niños y sus
nuevas identidades.
Apuntaba los datos en pedazos pequeños de papel y los enterraba dentro de botes
de conserva bajo un manzano en el jardín de su vecino.
Allí aguardó sin que nadie lo sospechase el pasado de 2.500 niños… hasta que los
nazis se marcharon.
Un día, los nazis supieron de sus actividades.
El 20 de octubre de 1943, Irena Sendler fue detenida por la Gestapo y llevada a
la prisión de Pawiak donde fue brutalmente torturada.
En un colchón de paja de su celda, encontró una estampa ajada de Jesucristo. La
conservó como el resultado de un azar milagroso en aquellos duros momentos de su
vida, hasta el año 1979, se la obsequió a Juan Pablo II.
Irena era la única que sabía los nombres y las direcciones de las familias que
albergaban a los niños judíos; soportó la tortura y se rehusó a traicionar a sus
colaboradores o a cualquiera de los niños ocultos.
Le rompieron los pies y las piernas además de innumerables torturas. Pero nadie
pudo romper su voluntad. Así que fue sentenciada a muerte.
Una sentencia que nunca se cumplió porque camino del lugar de la ejecución, el
soldado que la llevaba la dejó escapar. La resistencia le había sobornado porque
no querían que Irena muriese con el secreto de la ubicación de los niños.
Oficialmente figuraba en las listas de los ejecutados, así que a partir de
entonces, Irena continuó trabajando pero con una identidad falsa.
Al finalizar la guerra, ella misma desenterró los frascos y utilizó las notas
para encontrar a los 2.500 niños que colocó con familias adoptivas.
Los reunió con sus parientes diseminados por todo Europa, pero la mayoría había
perdido a sus familiares en los campos de concentración nazis.
Los niños sólo la conocían por su nombre clave: Jolanta.
Pero años más tarde cuando su historia salió en un periódico acompañada de fotos
suyas de la época, varias personas empezaron a llamarla para decirla: “Recuerdo
tu cara….soy uno de esos niños, te debo mi vida, mi futuro y quisiera verte….”
Irena tiene en su habitación cientos de fotos con algunos de aquellos
Su padre un médico, que falleció de tifus cuando ella era todavía pequeña, le
inculcó lo siguiente:
“Ayuda siempre al que se
está ahogando,
sin tomar en cuenta su religión o nacionalidad.
Ayudar cada día a alguien tiene que ser una necesidad
que salga del corazón”
“No se plantan semillas de comida.
Se plantan semillas de bondades.
Traten de hacer un círculo de bondades,
éstas las rodearán y las harán crecer más y más”.
Le rompieron los pies y las piernas, pero no
lograron que revelase el paradero de los niños que había escondido, ni la
identidad de sus colaboradores