El Litoral de Bolivia |
1879-14 febrero-2020
Ing.
Jorge Edgar Zambrana Jiménez
Email : j.e.zambrana@gmail.com
Tel. 591-2-2795008 La Paz, Bolivia
El Litoral Boliviano, durante la Colonia formaba parte de la Intendencia de Potosí, la misma que era parte de la Audiencia de Charcas, tal como demuestran numerosas cartas geográficas de la época colonial y Ordenanzas coloniales.
Desde el nacimiento de la República de Bolivia (1825), diversos gobiernos trataron de mantener una pacifica posesión de dicho territorio; esto quedó atestiguado en diferentes disposiciones gubernamentales, como por ejemplo en la administración del Libertador Simón Bolívar se planteó renovar el puerto de Cobija y se ordenó al General Irlandés Burdett O’Connor un estudio para organizar un puerto moderno. Es en ese sentido que posteriormente el Libertador dictó un Decreto Supremo el 28 de diciembre de 1825 habilitando el puerto de Cobija con el nombre de La Mar, en homenaje al General colombiano José La Mar héroe de Ayacucho. El Litoral pasó a ser uno de los seis distritos de la Intendencia de Potosí, y abarcaba desde el rio Salado en 25ᴼ28’ hasta la desembocadura del rio Loa.
En la presidencia del Mariscal Antonio José de Sucre se decretó el 10 de septiembre de 1827 dar franquicias y facilidades para el desarrollo del puerto, encargando al Prefecto de Potosí, del cual dependía Cobija, la ejecución de los detalles del Plan. El 1º de julio de 1829, durante la administración del Mariscal Andrés de Santa Cruz fue creada la provincia de Atacama, desde el rio Salado en 25ᴼ28’ hasta la desembocadura del rio Loa . Posteriormente durante la época de la Confederación Perú- Boliviana, el 17 de julio de 1839, mediante Decreto Supremo, la Asamblea de Chuquisaca, presidida por el Dr. José María Serrano, ordenó el destino de fondos para construir edificios públicos, muelles, aduana, faros, en el Puerto La Mar. Además, la administración del Gral. José Miguel Velasco, elevó el rango del Litoral de Atacama a Distrito, designando un Subprefecto.
El 10 de agosto de 1866, Mariano Melgarejo hizo un regalo a Chile y fue suscrito en Santiago el Tratado de Límites entre Bolivia y Chile. En dicho Instrumento se fijó como Línea fronteriza Internacional los 24º, perdiendo Bolivia su legitimo territorio de Atacama entre dicho paralelo y el río Salado en 25ᴼ28’. Además, ese Tratado estableció una funesta “medianería”; esto es, la participación entre ambos países de todas las riquezas existentes en los territorios comprendidos entre los paralelos 25º y 23º.
El 1° de enero de 1867, el Gobierno de Mariano Melgarejo creó el Departamento del Litoral el cual tenía los siguientes puertos marítimos: Antofagasta, Mejillones, Cobija o puerto La Mar y Tocopilla. Además de las siguientes caletas: Gatico, Guanillos, Michila, Tames, Gualaguala, Cobre y Paquica. El Departamento del Litoral, con su capital puerto La Mar, comprendía una extensión aproximada de 90.000 Kilómetros cuadrados. El 24 de octubre de 1871, durante la Administración del Gral. Agustín Morales, mediante Decreto, dividió el Departamento en cuatro provincias: Capital Cobija o Puerto La Mar (conformado por varias caletas; Gualaguala, Gatico y otras); Mejillones, Capital Antofagasta; Caracoles, Capital Caracoles y por último Atacama, Capital San Pedro de Atacama (constituido por cinco cantones: Atacama, Chiuchiu, Calama, Toconao y Antofagasta de la Sierra).
El 6 de agosto de 1874, fue suscrito en La Paz el segundo Tratado de Límites entre Bolivia y Chile. En dicho Instrumento se volvió a fijar como Línea fronteriza Internacional, el paralelo 24º, (Art. 1º): “…el paralelo del grado 24 desde el mar hasta la Cordillera de los Andes en el divortia aquarum es el límite entre las Repúblicas de Bolivia y Chile…”. En 1875, Antofagasta fue establecida como capital del Departamento del Litoral. El 23 de febrero de 1878, se creó mediante Ley, la provincia de Loa, Capital Tocopilla (formado por tres cantones: Toco, Loa y Quillagua). Estos territorios poseían grandes depósitos de recursos minerales, que entre los más importantes podemos citar: guano, salitre, plata, cobre, entre otros. Cuando Chile ocupó por las armas el Departamento del Litoral boliviano en 1879, encontró en él un aparato administrativo, judicial, eclesiástico, educacional, comercial e industrial de primera clase. Lo que no encontró fue un aparato bélico para la defensa de nuestro Litoral.
Puerto de Cobija o La Mar
Fue fundado en 1587, con el nombre de “Puerto Santa María Magdalena de Cobija”. Perteneció durante la Colonia, a la Real Audiencia de Charcas y luego a la República de Bolivia, en la década de 1870 era la sede de la Prefectura del Litoral Boliviano y por consiguiente, residencia de las autoridades. La misma según las descripciones de la época era relativamente elegante y mucho más limpia que las otras pequeñas ciudades similares del Litoral del Pacífico, al centro en una peña situado en un pequeño fuerte era izado el pabellón boliviano.
Puerto de Mejillones
En 1868, el Barón Arnous de Riviére, fue el verdadero fundador de Mejillones y el primero en descubrir los beneficios que se podían lograr de los guanos de esta región. A él se le debe la mayoría de las construcciones del pueblo. Levantó en la bahía un muelle de madera, que avanzaba unos 40 metros hacia el mar, que permitió el embarque y desembarque de pasajeros y mercaderías. Construyó edificaciones y casas que fueron utilizadas por las autoridades de la región. Este puerto tenía un fondo somero de arena y solo servía para embarcaciones pequeñas.
Caleta de Antofagasta o ciudad de Antofagasta
Fue fundada el 22 de octubre de 1868 y desde 1871 fue establecido como el Puerto Mayor abierto al comercio de todo el mundo, a través del cual se exportaban los principales recursos minerales. Con una población aproximada de 6.000 habitantes, en su territorio se encontraba asentada la más importante compañía salitrera y de ferrocarriles del país. En enero de 1872, tras una sesión dirigida por el Subprefecto del Departamento de Mejillones, Manuel Buitrago, se fundó la Municipalidad de Antofagasta conforme a la ley boliviana de Municipalidades. En 1875, fue establecida como capital del Departamento del Litoral. El 9 de mayo de 1877, hubo un terremoto que destruyó Antofagasta. Sin embargo, este puerto era el más austral del Litoral Boliviano, abierto al comercio y conocido por exportar minerales de plata, cobre y salitre.
Puerto de Tocopilla
El 29 de septiembre de 1843, Domingo Latrille fundó el puerto minero de Tocopilla. Era un puerto pequeño, estaba poblado por pocas casas de madera. Su relativa importancia se debió únicamente al establecimiento de una pequeña casa comercial que se encontraba en este punto, porque constantemente tenía un gran número de mulas que transitan en los caminos del desierto de Atacama y sus caravanas necesitaban agua para poder continuar el viaje, es por eso que en este puerto mantenía depósitos de agua dulce. En 1862, exportaba 4540 toneladas de mineral de cobre y 413 toneladas de cobre rojo. Las minas principalmente y los establecimientos de fundición pertenecían a una compañía inglesa. Esta población fue el centro industrial más importante de la costa boliviana, poseía cuatro fundiciones de cobre.
San Pedro de Atacama
Era una población pequeña ubicada en el desierto. Las casas estaban construidas de adobe y se encontraba distante a unas 200 millas de todo centro de abastecimiento. El arroyo que regaba y pasaba por la ciudad, abastecía de agua potable a la ciudad, permitía el crecimiento de vegetación y hacía posible la cría de algunos rebaños de mulas, llamas y vicuñas, y después se perdía en la arena del desierto. Los orígenes de Atacama, se remontan a la época de los Incas, los mismos que establecieron un camino que atravesaba el desierto; durante la época colonial fueron ellos quienes descubrieron el salitre y le dieron por primera vez uso industrial.
Caracoles
Este nombre se debe a los numerosos fósiles de ammonite y belemnite que se encontraba en las tierras en el pueblo; no tardaron las exploraciones hasta convertirla en una verdadera ciudad, por lo que recibió el nombre de “Placilla”. El distrito de Caracoles, estaba formado por un grupo de montañas entre 350 a 600 metros de altura, situado al centro de una gran meseta de arena, las laderas conducían a grupos mineros. Sobre todo la quebrada de la Placilla que conducía a la mina “La Deseada”, la segunda mina descubierta por Pedro López Gama, con la mayor cantidad de producción de plata de la época. Tres poblaciones pequeñas giraban alrededor suyo: el arrabal de La Blanca Torre, el burgo La Quebrada Honda y el caserío de La Isla.
Invasiones Chilenas anteriores a 1879
• En 1842, el gobierno chileno comenzó apoderándose de la primera guanera boliviana situada al Sud de Mejillones y allí se adelanto sucesivamente a las denominadas “Orejas del mar y Ángamos”, hasta introducirse a la ensenada misma de Mejillones, a pesar de las protestas y reclamos hechos oportunamente por el gobierno y otras autoridades de Bolivia. Por otro lado, un año después, la barca “Rumena” de la marina de Chile hace una incursión pirata en la zona boliviana de Angamos. Capturada por la marina boliviana, es conducida a Cobija y sujeta a juicio de acuerdo a las normas internacionales que regulan la lucha contra los actos de piratería.
• En 1847, la Fragata de Guerra chilena “Chile”, tomó posesión de la Bahía de Mejillones; súbditos y empresas chilenas se instalan en los alrededores de Mejillones y explotan guano clandestinamente, pero el bergantín boliviano “Sucre” los arrestó y expulsó.
• El 20 de agosto de 1857, la Corbeta de guerra chilena “Esmeralda”, al mando del Comandante Goñi, tomó posesión por una segunda vez de la bahía de Mejillones.
Llegó el 14 de febrero de 1879, día del alevoso asalto chileno.
El 14 de febrero de 1879, la población boliviana de Antofagasta, en la que unos 5000 habitantes eran chilenos, 500 bolivianos y de otras nacionalidades, despertó con gran nerviosismo. A las 7:00 de la mañana hicieron aparición a la distancia las embarcaciones chilenas de guerra “Cochrane”, “O’Higgins” y “Blanco Encalada”, saludando con salvas a sus compatriotas. Una hora después, se desprendió de la “Cochrane” un bote que condujo a tierra al Capitán José M. Borgoño y su escolta. Buscó al Cónsul de su país y se dirigieron a la prefectura del Litoral Boliviano y entregaron el siguiente mensaje al Prefecto Severino Zapata: “…Considerando el gobierno de Chile roto por parte de Bolivia el Tratado de 1874, me ordena tomar posesión con las fuerzas a mi mando del territorio comprendido desde 25ᴼ28’ hasta el grado 23ᴼ…”.
Contestó el Prefecto boliviano: “… Mandado por mi Gobierno a ocupar la Prefectura del Departamento, sólo podré salir, de él por la fuerza. Puede usted emplear ésta, que encontrará ciudadanos desarmados, pero dispuestos al sacrificio y al martirio. No hay fuerzas con qué poder contrarrestar a los tres vapores blindados chilenos, pero no abandonaremos este puerto sino cuando se consume la invasión armada…”.
Media hora después desembarcaron 200 soldados rotos bien armados. La población residente chilena los recibió exaltados; uno de ellos se dirigió a la Prefectura, extrajo la bandera boliviana que estaba izada y la destruyó. Arrancó el Escudo de Armas del frontis y lo arrojó a media calle.
En el local de la Policía, cuyos 34 gendarmes bolivianos estaban de camino a Cobija. La hija de uno de ellos, la niña Genoveva Ríos, ocultó la bandera de la institución envolviéndola alrededor de su cuerpo, debajo de su ropa, salvándola.
Luego las fuerzas invasoras chilenas tomaron posesión de las poblaciones bolivianas de Mejillones y Caracoles.
La invasión inició unilateralmente el conflicto bélico; el asalto llegó en un pésimo período para Bolivia, pues una fuerte sequía producida en 1878 generó desabastecimiento en los mercados, hambruna y mortalidad.
Héroes bolivianos :
Ignacia Zeballos
Esta dama cruceña anduvo al lado de las tropas bolivianas, que marchaban hacia la ciudad de Tacna, con el cargo de sanitaria. Colaboró con el cuerpo médico de campaña, siendo una de las fundadoras de la Cruz Roja Boliviana, en 1879. Asistió también a la batalla del Campo de la Alianza, incidiéndose por su valor y tenacidad. Fue nombrada como la “madre del soldado”. Falleció en La Paz a edad avanzada.
Eduardo Abaroa Hidalgo
Máximo héroe civil de Bolivia, nació el 13 de octubre de 1838, en San Pedro de Atacama, sus padres fueron Juan Abaroa y Benita Hidalgo. Realizó sus primeros estudios en la escuelita de la provincia. Ya mayor adquirió conocimientos de teneduría de libros y contabilidad. Fue miembro del Concejo Municipal de San Pedro de Atacama. Cuando las tropas chilenas invadieron Antofagasta, trabajaba en una mina de plata denominada ‘Inca’ y tenía su propio negocio en San Pedro. Su trabajo lo llevó a Calama y allí se alistó como voluntario junto a otros camaradas y acudió al llamado de Ladislao Cabrera. Murió luchando el 23 de marzo de 1879, pronunciando su célebre frase: “¡Rendirme yo ?, que se rinda su abuela carajo...!”.
Genoveva Ríos
Nació en 1865, hija del Comisario de la Policía, realizaba estudios en la Escuela Municipal de Antofagasta; cuando tenía catorce años, las topas chilenas desembarcaron en la citada población. La niña al ver que la bandera de la Intendencia de Policía del Puerto continuaba flameando, la resguardó, ocultándola bajo sus ropas. Pudo sobrevivir con sus padres.
Ladislao Cabrera
Nació en Totora, el 23 de mayo de 1830. Fue periodista y profesor de literatura. Durante la administración del Gral. José María de Acha, fue nombrado Prefecto de Cobija. En 1879, organizó la defensa de Calama. Reunió a 135 bolivianos con los que se enfrentó al ejército enemigo. Tras la capitulación de la Batalla de Calama, Cabrera fue a Chiu Chiu con los sobrevivientes y de ahí a La Paz. Falleció en diciembre en 1921.
Severino Zapata
Ejercía como Prefecto del Departamento del Litoral y se encontraba en Antofagasta el 14 de febrero de 1879, para proceder al remate de los bienes de la empresa salitrera chilena, que se negó a pagar tributos. Ese mismo día fue notificado de la ocupación chilena del puerto por el comandante del acorazado chileno “Cochrane”. Zapata participó en la defensa de Calama con Abaroa, Cabrera y otros 134 combatientes bolivianos.
Defensa de Calama, 23 de marzo de 1879 :
Ese día, se presentaron en Calama 1.500 hombres de las fuerzas invasoras chilenas con cuatro ametralladoras, más de 10 piezas de artillería y un cuerpo de caballería; atacaron la plaza con fuego de metralletas y cañones. Los bravos bolivianos, sumaban apenas 135 valientes, armados con 43 rifles y algunas carabinas. En condiciones tan desiguales se entabló el sangriento combate. La poderosa artillería enemiga abrió con facilidad brechas en el frente de los defensores bolivianos. El puente del Topáter era el puesto estratégico y allí se libró una encarnizada pelea. Los bolivianos hicieron retroceder al enemigo tres veces, pero la superioridad chilena, en armas y número de hombres, inclinó la balanza a favor de los invasores. Sólo quedaba Eduardo Abaroa sobre el puente del Topáter, el último baluarte de los defensores. Rodeado por las fuerzas chilenas y no sabiendo en qué dirección disparar, oyó una voz que le gritaba: ¡Ríndase y le concedo la vida! El bravo Abaroa se yergue como un titán; la sangre le cubre los párpados y la barba. Con la presteza de un león descarga los últimos tiros de su fusil y sigue accionando su inútil arma. El chileno Souper le intima otra vez la rendición. Entonces se produce la siguiente escena: Abaroa, haciendo girar con rabia su rifle inutilizado, lo arroja al oficial enemigo diciendo: ¿Rendirme yo?...¡que se rinda su abuela carajo...! Una descarga cerrada es la respuesta del invasor. Abaroa cayó acribillado. Sólo entonces, sobre los cadáveres de los defensores, pudo pasar el grueso del ejército chileno, apoderándose de Calama y de nuestro Litoral.
Cronología
12 de febrero de 1879
El Encargado de Negocios a.i. de Chile, residente en Bolivia declara rotas las
relaciones diplomáticas y pide sus pasaportes.
14 de febrero de 1879
El Cnl. Emilio Sotomayor, Comandante de las fuerzas invasoras chilenas, sin
previa declaración de guerra, envía al Prefecto del departamento del Litoral,
una conminatoria de rendición incondicional. Ante el lógico rechazo, toma la
ciudad de Antofagasta con 200 soldados.
16 de febrero de 1879
Las poblaciones bolivianas de Mejillones y Caracoles, son ocupados
simultáneamente por las fuerzas invasoras chilenas.
26 de febrero de 1879
El Gobierno de Bolivia, declara la patria en peligro, estado de sitio y concede
amnistía general.
22 de marzo de 1879
Las poblaciones bolivianas de Cobija y Tocopilla, son ocupados por
las fuerzas invasoras chilenas.
23 de marzo de 1879
Las autoridades valientes de Antofagasta resuelven resistir en la
población de Calama, bajo el mando del Dr. Ladislao Cabrera, quien reúne 135
defensores que se apuestan entre las “Chillcas”, diezmando a las avanzadas del
enemigo. El héroe boliviano Eduardo Abaroa defiende el puente del Topáter sobre
el río Loa.
5 de abril de 1879
La escuadra chilena comienza el bloqueo del puerto de Iquique y
bombardea las ciudades costeras de Pisagua y Mollendo, pertenecientes al Perú.
Chile declara la guerra conjuntamente a Bolivia y Perú.
21 de mayo de 1879
Se enfrentaron el monitor peruano Huáscar, al mando del almirante
Miguel Grau Seminario y la corbeta chilena Esmeralda, al mando del Capitán de
fragata Arturo Prat Chacón, quien murió durante el combate. El resultado de esta
acción fue el hundimiento de la corbeta chilena y el levantamiento del bloqueo
del puerto de Iquique. Desembarcan 1.500 bolivianos en Pisagua, para su
defensa.
8 de octubre de 1879
Se enfrentaron los buques peruanos Huáscar y Unión contra los buques
chilenos Cochrane, Blanco Encalada, Loa y Covadonga frente a Mejillones. Como
resultado el almirante Miguel Grau es vencido junto a su nave el Huáscar.
2 de noviembre de 1879
Desembarcaron tropas chilenas en Pisagua, esto dió comienzo a la
campaña terrestre de la guerra en territorio peruano.
La operación culminó con la ocupación militar, pese a la decidida defensa de
los 900 bolivianos y una brigada de artillería peruana al mando del Tte. Cnl.
Isaac Recabarren (del Perú) y del Gral. Pedro Villamil (de Bolivia).
5 de noviembre de 1879
El general Hilarión Daza a la cabeza del Ejército boliviano con 6.252
efectivos, sale con destino a Tacna para hacer frente al ejército chileno ante
el llamado de su colega peruano el Presidente Mariano Ignacio Prado.
14 de noviembre de 1879
El general Hilarión Daza ordena la retirada del Ejército boliviano,
de Camarones hacia Arica.
19 de noviembre de 1879
Se enfrentaron en la Batalla de San Francisco, las tropas chilenas
lideradas por el Coronel Emilio Sotomayor y las fuerzas aliadas dirigidas por el
General Juan Buendía, en las inmediaciones del pozo de Dolores. En este
enfrentamiento las fuerzas chilenas rechazaron a las fuerzas aliadas.
27 de noviembre de 1879
Se enfrentaron en la batalla de Tarapacá, las fuerzas chilenas contra
las fuerzas aliadas del Perú y Bolivia; tras seis horas del enfrentamiento, las
fuerzas chilenas fueron derrotadas.
29 de diciembre de 1879 |
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20 de
octubre de 1883
Perú y Chile firman el Tratado de Paz de Ancón; el citado Instrumento
Internacional restableció la paz entre los dos países y estabilizó las
relaciones post-bélicas entre ellos.
4 de abril de 1884
Bolivia y Chile firman el Pacto de Tregua. Bolivia se negó a firmar
un Tratado de Paz con Chile, por lo que sólo suscribió un ‘Pacto de Tregua’.
También quedó establecida, mediante el uso de la fuerza, la nueva jurisdicción
de Chile sobre los territorios que son y serán siempre bolivianos. Tarde o
temprano serán recuperados.
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Relación de los Jefes, Oficiales, Paisanos y Tropa boliviana que combatieron en Calama el 23 de Marzo de 1879
Doctor Ladislao Cabrera, Ciudadano Eduardo Abaroa,
Coronel Severino Zapata, Coronel Fidel Lara, Coronel Gaspar Jurado, Coronel Juan
Salinas, Teniente Coronel Emilio Delgadillo, Teniente Coronel Pablo Sánchez,
Abogado Ricardo Ugarte, Abogado Lizardo Taborga, Abogado Valentín Navarro,
Abogado Manuel J. Cueto, Cirujano Gregorio Saavedra, Comandante Narciso Avilés,
Comandante Graduado Pedro Caballero, Sargento Mayor Juan Patiño, Sargento José
Díaz, Sargento Luis Lainez, Sargento Froilán Flores, Capitán Francisco Zúñiga,
Capitán Miguel Palalo, Teniente 1º Nicanor R. Aramayo, Teniente 1º Braulio Vera,
Teniente 1º Federico Andía, Teniente 1º N. Menacho, Teniente 1º Manuel J.
Pedraza, Teniente 2º Samuel Aramayo, Teniente 2º Manuel Luna, Teniente 2º
Hermenejildo Villegas, Teniente 2º Alfredo Goblé, Subteniente Francisco J.
Aramayo, Subteniente Horacio Lara, Subteniente Luis Villegas, Subteniente Manuel
Chávez, Subteniente Manuel J. Gandarillas, Subteniente Segundo Altamirano,
Subteniente Rodolfo Abaroa, Subteniente N. Burgos, Subteniente Abdón Jurado,
Subteniente N. Jurado, Subteniente José R. Miranda, Subteniente Hilarión Torres,
Subteniente Luciano Caballero, Subteniente Manuel Pereira, Subteniente Modesto
Carrazana, Subteniente Avelino Aramayo, Sargento 1º Pedro G. Crespo, Sargento 2º
Laureano Pérez, Sargento 2º Santiago Toro, Cabo 1º José Lino Álvarez, Cabo 1º
Manuel Vásquez, Cabo 2º José Aparicio, Luis Villegas, Pio Salazar, Francisco
Rodríguez, Marcos Arispe, Justo Cartajena, José Cruz Zenón Machicado, Ceferino
Llano, Toribio Cari, Eujenio Jerez, Demetrio Martínez, Cirilo Flores, Carlos
Orellano, Norberto Corrales, Crispin Avan, Cornelio Chaborca, Juan de Dios
López, Juan B. Maldonado, Placido Pineda, Eloi Pereira, José Guerra, Santiago
Astete, Ventura Velásquez, Mariano Pereira, José Manuel Colpa, Ascencio
Villegas, Tomás Várgas, Mariano Curso, Martín Castillón, Francisco Morales,
Manuel Bautista, Vicente Salvador, Bautista Cilis, Sub prefecto de Atacama José
G. Santos Prada, Intendente Eujenio M. Patiño.
Más temprano que tarde, se va a castigar
el asalto
violento contra una nación indefensa, la rapiña, la
dobléz y el impudor del bandidesco mendigo, roto agresor, protagonista del robo,
pleitista y usurpador a todos los vientos, enriquecido a puñaladas desde 1879, y
peligro latente para Sudamérica.
BOLIVIA RECUPERARÁ SU LITORAL CON SUS PUERTOS SOBERANOS.
Bolivia debe conservar su dignidad fundada en no
renunciar a sus derechos ineludibles, en sostener nuestra integridad moral,
nuestro orgullo patrimonial, hasta recuperar nuestro mar, manteniendo el
verdadero compromiso de honor, sin prestarse para coro de la hipocresía
mapochina. El 23 de marzo del 2007 se produjo un acto hipócrita del gobierno y
del ejército chileno, invitando al gobierno boliviano a un acto de conmemoración
de la muerte de nuestro héroe Eduardo Abaroa. El Ministro de Defensa de Bolivia
asistió ingenuamente y no pronunció en dicha oportunidad ni un reclamo sobre la
injusticia de nuestra prisión.
Nosotros no necesitamos ningún “homenaje” de nuestro carcelero; lo que exigimos
es la devolución de nuestros puertos para solucionar el enclaustramiento. No
puede existir gran amistad, confianza mutua, acercamiento, diálogo franco,
transparencia ni integración donde impera la injusticia del dominio colonial y
la fuerza bruta. Dicha agenda sólo da lugar a negociaciones interminables bajo
la espada de Damocles del “dominio perpetuo” que anuncia nuevas aviesas
agresiones.
A Bolivia se le ha cercenado el territorio que constituía una verdadera válvula
de su vida, pues hemos quedado completamente aislados del mar y con un carácter
de tributarios de las naciones limítrofes; nos han quitado nuestra
independencia, que es un derecho inalienable e imprescriptible y que se lo debe
considerar fuera del alcance de las transacciones humanas. El tratado de 1904 ha
incurrido en una violación flagrante de ese derecho primordial. La comunidad
internacional reprueba y anula todo tratado que afecta directamente a la
independencia de los pueblos. La ONU debe revisar y reparar la enorme injusticia
que se ha cometido contra Bolivia y debe obligar a Chile a rectificar sus
errores y atropellos, de acuerdo con la justicia y la equidad humanas.
En los años 1975-76 los propósitos expansionistas del viejo usurpador,
prepotente y arrogante, llegan a contar nuevamente con el apoyo de círculos
oficiales, políticos, empresariales y militares de Bolivia, y el gobierno de
Hugo Bánzer, mostrando su carácter chilenófilo, llega al extremo de intentar
aceptar un tratado entreguista con Chile, regalando territorio vital y
estratégico del altiplano a título de trueque, mutilando nuevamente las
provincias Carangas de Oruro y Sud Lípez de Potosí, canjeando las lagunas
Colorada y Verde, más la zona de la captación de los ojos de agua Silala
usurpada por Chile desde 1906 sin pagar ni un centavo, autorizando el
aprovechamiento de lo que queda de las aguas del río Lauca desviado por Chile en
1962 en una nueva agresión a Bolivia, ofreciendo el tendido de un poliducto para
abastecer de gas a las industrias mineras del norte actual de Chile y a las
industrias petroquímicas y de refinería a instalarse en puertos chilenos, todo a
cambio de un corredor miserable sin puerto al norte de Arica, más el antojito
chileno de que se deje testimonio solemne de que dicho callejón represente la
“solución definitiva” a la situación de enclaustramiento de Bolivia.
Con ese fin se organizó una ceremonia de abrazo con el demente dictador chileno
Augusto Pinochet, parafraseando públicamente, para colmo de la vergüenza e
inconsecuencia, que “la fuerza y la victoria dan derechos y que Chile no debe
nada”. Es decir, el ingenuo Presidente de Bolivia estaba vergonzosamente
“aceptando” ante el Presidente de Chile que el usurpador de nuestro litoral
tiene el “derecho” inmoral de la fuerza bruta para invadir nuestra Patria e
imponer sus apetitos
El dominio actual
que Chile ejerce sobre el litoral ocupado, es un dominio de fuerza,
impuesto sin respeto al derecho. Es un despojo que se ha originado
después de firmado el fraudulento tratado de 1904, el cual equipara
los derechos legítimos de propiedad boliviana con el dominio ilegal
chileno sobre un territorio ocupado durante la invasión y la guerra.
Pedir a Chile cumplimiento
del “tratado de paz” y la mejora del “libre tránsito”, tal como lo
hacen los chilenófilos, es como pedir soga para ahorcarse. |
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Luego, hemos sufrido la invasión de 1879, cuando nos han usurpado el Litoral
hasta la desembocadura del río Loa. No debemos seguir con la chilenofilia;
dejemos de lado los “abrazos de Charaña” . Posicionemos el tema marítimo en la
agenda internacional, buscando aliados, como Argentina, Uruguay, México,
Francia, Italia, Rusia, China, y escenarios que nos acerquen a la reivindicación
del Litoral cautivo, para lo cual los bolivianos deben cada día renovar su fe y
duplicar sus esfuerzos. Tenemos que rechazar la política de “confianza mutua” y
“mar a como dé lugar”, y debemos exigir la reparación del atropello de 1879, y
esto sin claudicaciones ni compensaciones a Chile.
El Gobierno trasandino y la Corte de La Haya deben aceptar que persiste el
problema y que no tenemos una “aspiración” a conseguir algo que es chileno sino
un derecho a recuperar nuestro mar, el litoral y los puertos soberanos que nos
han sido asaltados y robados.
Chile quiere engañar al mundo entero cacareando a los cuatro vientos de que “es
un asunto zanjado para siempre y que no deben nada, ni están obligados a nada,
mucho menos a devolver un PUERTO SOBERANO”. Si bien, en la legalidad de la letra
y la firma del tratado de 1904 que se le impuso militarmente a Bolivia, se dice
que Chile accede al dominio del Departamento del Litoral Boliviano, no es
legítimo que esa letra sea en la práctica una condena al enclaustramiento
perpetuo de un Estado que, como el boliviano, merece por derecho propio contar
nuevamente con sus vitales puertos SOBERANOS, con los que sustenta su DERECHO AL
MAR. Sudamérica aspira al imperio de la paz y el desarrollo integrado, y por
ello el problema pendiente con Chile se convierte automáticamente en
multilateral. Los organismos internacionales especializados deben exigir a Chile
la solución del enclaustramiento de Bolivia.
No se ha conformado Bolivia ni se conformará nunca con este inicuo
enclaustramiento. Como es claro su derecho, así también es su protesta, firme,
tenáz e invariable; y, a medida que el tiempo transcurre, y que la necesidad de
sus puertos propios se acrecienta, es más fuerte y desesperada. No ha de cejar.
No reclamamos las riquezas de que nos han despojado y que han labrado la
prosperidad de Chile; puede el detentador quedarse con ellas. Lo que reclamamos
son nuestros históricos puertos marítimos, para tener libre comunicación con el
mundo. Porque ya es demasiado que, después de que nos han arrebatado nuestra
hacienda, todavía se nos encarcele.
El presidente socialista de Chile, Salvador Allende, entendía que el pueblo
boliviano tiene un derecho histórico sobre un territorio arrebatado de manera
injusta y cruel, y ha dicho : “Ha llegado la hora de la gran reparación de
una injusticia, Chile tiene una centenaria deuda y estamos dispuestos a
emprender una solución histórica. Bolivia retornará soberana a las costas del
Pacífico; queremos reparar el despojo cruel del que ha sido víctima”.
La demanda marítima ante la Haya, se ha basado en compromisos y ofrecimientos
unilaterales de Chile. Pero, habida cuenta de lo debido por el usurpador,
tenemos fundamentos de mucha fuerza para plantear una negociación que persiga la
reparación de tanto latrocinio. Lo robado no se puede convertir en soberanía
intangible. Las apropiaciones chilenas han sido completamente gratuitas,
aprovechando la traición de tantos coludados con la oligarquía chilena.
No existe hoy el derecho de eternidad e intangibilidad en el derecho público
internacional. Tampoco la inmortalidad del despojo, ni los castigos de guerra
sin fin, impuestos por un país sobre otro, como sucede actualmente con Chile
sobre Bolivia.
La entrega, que se hizo a Chile, de nuestros puertos, mediante el tratado de
1904, es substancialmente nula, porque un pueblo no puede pactar el
cercenamiento de su integridad vital, lo cual es inadmisible.
En el presente siglo XXI, hay una nueva concepción de la justicia, el derecho y
la moral, frente a un pretendido derecho de "intangibilidad de los Tratados", ya
que no hay derecho de conquista válido frente a la justicia y a la conciencia
internacional, así como frente a los valores universales.
Hoy en día se imponen los derechos humanos de los pueblos y la hermandad entre
las naciones.
El Tratado de 1904 atenta a la dignidad de los bolivianos, al valor supremo de
la justicia, y no puede privar a un pueblo de su derecho de acceder a sus
ancestrales puertos soberanos al mar.
El Tratado de
1904 fue arrancado con violencia contra Bolivia sometida a presiones y amenazas,
lo cual anula e invalida el tratado. El embajador chileno Koenig descaradamente
dijo que Chile se apoderaba del litoral boliviano por la ley de la fuerza y de
la codicia, que, según él, eran la ley suprema de las naciones. Cualquier
especialista en derecho internacional puede descalificar este Tratado que
careció de libre consentimiento y fue firmado bajo intimidación dolosa. El
experto mundial en derecho internacional público, Dr. Julio Diena, indica que un
tratado no tiene valor obligatorio cuando pone en peligro la existencia de uno
de los firmantes, y mucho menos cuando no el pueblo sino los gobernantes son los
que traman el tratado.
Las negociaciones fueron hechas por individuos bolivianos que tenían negocios en
común con el estado chileno, y eran industriales y políticos sin escrúpulos y
cegados por la obsesión partidista, además de que eran personajes improvisados y
sin ninguna capacidad ni conocimiento en derecho internacional.
Si el tratado se hubiese sometido a un plebiscito, es seguro que el 100% del
pueblo boliviano hubiera votado en contra. Este tratado, además de despojar a
Bolivia de ingentes riquezas que han hecho la prosperidad de Chile, ha
enclaustrado a Bolivia impidiéndole ingresar al comercio marítimo mundial. El
derecho internacional no consagra la expoliación y depredación. Este nefasto
tratado fue llevado a cabo por un pequeño grupo de bandidos que no eran los
verdaderos representantes de la nación boliviana.
Cada vez que llega un nuevo cónsul chileno a presentar cartas credenciales a La
Paz, la ingenua prensa boliviana le pregunta: “¿Qué piensa del reclamo boliviano
de un puerto soberano?”; y el nuevo escupitajo chileno no se hace esperar:
“¡Bolivia puede tener todas las aspiraciones que quiera, pero no tiene ningún
derecho al mar!”.
Bolivia nació a la vida de Estado independiente “con el atributo del mar”, con cuatro puertos útiles, y no es concebible que el irracional estatus impuesto por la agresión y el predominio de la fuerza bruta militar perpetúe el encierro de todo un pueblo que siente la desventaja de no poder desarrollarse libremente como las demás naciones americanas, a tono con los requerimientos de la vida del Siglo XXI.
Se trata, por
cierto, en su cualidad, de la pérdida territorial más indiscutible como pérdida,
la más grave de modo terminante para el destino de Bolivia, que nos ha condenado
a un porvenir dependiente del tutelaje portuario chileno desterrándonos detrás
de la cordillera para convertirnos en país minusválido, cohibido, aislado y
atrasado bajo la carga del agresivo y perverso Tratado de 1904, firmado bajo
coacción y que nos obliga a ser un país tributario.
Como dice el Dr. Antonio
Dubravcic, la codicia chilena e inglesa por el guano, los minerales y el
salitre, fue la razón económica de la invasión. Las peleas internas en Bolivia
por tomar el poder político, fue un motivo principal para la derrota en la
contienda. Mientras la política hacía y deshacía en Bolivia y Perú, tres
especies de aves -guanay, piquero y pelícano- defecaban en la costa del Pacífico
boliviano. Ese guano, un poderoso fertilizante, formaba verdaderos promontorios
de hasta 30 metros de alto. Chile no tardó en poner los ojos en esa riqueza
natural boliviana, por la facilidad con que se convertía en dinero en el mercado
externo europeo.
Valoramos los siguientes conceptos del ilustre historiador Dr. Rodolfo Becerra
de la Roca :
<El pueblo boliviano necesita respirar nuevamente el aire vivificador de la
brisa marina, y recibir directamente las corrientes civilizadoras del mundo, a
través de un puerto soberano. No es la improvisación ni la ilusión de recuperar
mar a como dé lugar lo que nos haga apurar cualquier solución por volver a la
orilla del océano Pacífico. Hay tanta falsía y embuste emergente de la invasión
chilena y tanto territorio y mar bolivianos que Chile detenta sin título
legítimo, que Bolivia no debe conformarse con un simple plato de lentejas como
el inservible callejón que pretendía el abrazo de Charaña. Lo robado por Chile
no puede convertirse en soberanía intangible. La demanda ante la Corte de
Justicia de La Haya ha tenido sabor a poco>.
Ha declarado públicamente el Sr. José Miguel Insulza, alto funcionario chileno,
al decir que : “ A nosotros nadie nos puede obligar a acatar un fallo, y Evo
Morales sabe éso”
Asimismo, el exministro de defensa de Chile, Jaime Ravinet, ha declarado: “ Lo más conveniente para Chile es retirarnos de este juicio en La Haya, que no tiene sentido ya que aunque el fallo final sea favorable a Bolivia y La Haya diga que estamos obligados a negociar un acceso soberano, nosotros no lo vamos a acatar porque el pueblo chileno no quiere ni tiene la intención de devolverle soberanía a Bolivia. Si quieren mar que vengan a buscarlo, aquí los esperamos”.
¿Qué se puede esperar de chilenófilos como Ramiro Prudencio Lizón que sostiene: “Bolivia no tiene derecho jurídico al mar, sino solamente tiene derecho histórico y moral, y éste último no es aceptado en la corte de La Haya”?.
¿Qué se puede esperar cuando el gobierno de Hugo Bánzer Suárez declaró el 29 diciembre 1975 que “los internacionalistas, los pacifistas, en eventos internacionales dicen que la victoria no da derechos; pero, Bolivia tiene que ser realista, es que la victoria da nomás pués derechos, y por eso estoy pidiendo a Chile, como una limosna, una franja sin puerto al norte de Arica”?.
¿Qué se puede esperar cuando el excanciller David Choquehuanca y actual candidato a Vicepresidente, ha declarado que “la demanda en La Haya pide al hermano Estado de Chile sentarse a dialogar para eliminar las heridas de la guerra del Pacífico”? O sea que la cancillería boliviana ha querido borrar de la mente de los bolivianos la historia de la usurpación de nuestro litoral, y que no pensemos más en nuestros derechos marítimos.
¿Qué se puede pensar cuando Carlos Mesa Gisbert declara públicamente que “Bolivia debe comprender que Chile no puede dividir en dos su territorio y que la única solución viable es el corredor sin puerto al norte de Arica”? En otras palabras, el citado expresidente y nuevamente actual candidato no quiere demandar la devolución del litoral arrebatado.
¿Qué se puede decir de las declaraciones de Evo Morales Ayma en la 69° asamblea de la ONU el 24 octubre 2014, cuando dijo: “nuestra demanda no busca amenazar los tratados internacionales”?. Es decir, el expresidente de Bolivia quiere olear y sacramentar definitivamente la usurpación del litoral boliviano, de modo que el asaltante y agresivo ladrón no devuelva lo arrebatado ni reciba castigo.
El Dr Rodolfo
Becerra ha denunciado : <Mediante
el Tratado de Ancón, el Perú al ceder perpetuamente a Chile la provincia litoral
de Tarapacá, claramente señala el límite ancestral oriental con la República de
Bolivia. Entonces, ¿por qué Chile, al imponer a Bolivia el Tratado de 1904, no
respetó este lindero y se internó en territorios bolivianos que en ningún
instrumento fueron objeto de cesión o transferencia a su favor? ¿Por qué Bolivia
permitió esta alteración de límites? Son territorios que legítima y
jurídicamente ingresan en el derecho de reivindicación; y, sin embargo de todos
estos despojos perpetrados ¡Chile se permite arrostrar que no cede, ni regala ni
un centímetro de “su” territorio! ¡Existe un paralelo entre esta postura y la de
un ladrón que escupe a su víctima que lo que le robó no puede devolverle ni
transferirle bajo ningún título!>
Tenemos que rechazar la política de “confianza mutua” y “mar a
como dé lugar”, y debemos exigir la reparación del atropello de 1879, y ésto sin
claudicaciones ni compensaciones a Chile. No queremos tomaduras de pelo como el
ridículo callejón sin puerto al norte de Arica. Nuestro Departamento del
Litoral, actualmente ocupado y usurpado de facto, no puede convertirse en
soberanía intangible chilena, con los endebles argumentos de que la Corte de La
Haya no trata revisiones de tratados y de que Chile no devolverá el litoral
porque no puede dividir en dos partes separadas su territorio.
Bolivia debe esperar la coyuntura internacional, así tengan que pasar 100 años
más, para poder reivindicar su propio litoral, y no contentarse con un plato de
lentejas. Si llega a imponerse la justicia, Chile tendrá que aceptar nuestra
reivindicación del territorio usurpado, como punto de negociación.
Mapas de la Costa Boliviana, en 1825
Los mapas que aparecen serán sin duda chocantes para los chilenos, la
mayoría de los cuales fue engañado y educado, por su propio gobierno, en la
falsa creencia que “Chile siempre fue dueño del Desierto de Atacama y que, en un
acto de bondad suprema, en 1866, obsequió a Bolivia parte de ese territorio,
hasta el paralelo 24 de latitud sur”.
La realidad es exactamente la
opuesta. Chile jamás tuvo título alguno para justificar su presencia
en el desierto de Atacama. |
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Copiapó es la circunscripción importante más
septentrional de Chile. El territorio chileno aparece en la sección inferior del
mapa, coloreada en tono ligero verde.
En la parte superior de la carta geográfica aparece el territorio peruano y las
poblaciones de Arica, Pisagua, y Tarapacá.
La desembocadura del río Loa demarca el inicio de la frontera entre Perú y
Bolivia.
Fuente:
Hamilton, John, y Daniel Lizars, 1825.
The Edinburgh geographical and historical atlas, comprehending a sketch of the
history of geography... and history of each continent, state, and kingdom,
delineated. And a tabular view of the principal mountain chains in the World.
Edinburgh: John Hamilton, Daniel Lizars, Whittaker, Treacher, and Co.,
and W. Curry, Jun. and Co.
Luego, el
siguiente mapa del cronista de la Corona Española Antonio de Herrera
está más claro que el agua del río Lauca o del manantial Silala,
actualmente también usurpados por Chile. El indicado mapa MUESTRA
la Audiencia de Charcas (hoy Bolivia) con sus puertos marítimos
ubicados : en el río Santa Clara (después rebautizado como Río
Salado en 25º28’); en Morro Moreno, en la bahía de Santa Clara
a 23°38'39'' de latitud Sur
(lugar donde después se fundó el puerto de Antofagasta); y en
Mejillones, entre otros puertos naturales:
En Noviembre 1879,
el Canciller de Chile Domingo Santa Maria declaró públicamente : “No
olvidemos ni por un momento que no podemos sofocar a Bolivia;
debemos proveerle de su propio puerto”. Cuatro años más tarde, se
convirtió en Presidente de Chile, y entonces reiteró:
“Bolivia no puede quedar como está. Ningún país puede vivir y
desarrollarse en esas condiciones; debemos devolverle y garantizarle
su puerto propio al mar”. |
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Por encima del Tratado de 1904, y de gabelas
burocráticas, por encima de sentimientos patrioteros, tomando en cuenta los
inmensos beneficios que ha obtenido el Estado chileno por más de 141 años, ¿no
podrían nuestras autoridades trabajar en una agenda de negociaciones con
representantes bolivianos para que ese país pueda volver a tener al menos una
porción del litoral que poseyó alguna vez? Ese sería un gesto noble que pondría
fin a una más que centenaria injusticia que nuestro país cometió en contra de
Bolivia hace más de un siglo. Una solución así sería también beneficiosa para el
pueblo chileno, sobre todo en la zona norte del país. >>
Los pueblos no pueden contemplar impasibles la asfixia de uno de sus hermanos en
un enclaustramiento desesperante. Chile tiene la obligación moral, política y
ética de restituir y devolver a Bolivia su acceso propio y soberano al mar,
terminando con el indignante tutelaje que ha imperado hasta hoy.
La decisión de la CIJ HA SIGNIFICADO un atentado contra el pueblo boliviano
1 de Octubre de
2018, el segundo día más nefasto en la historia de Bolivia. El
primero ha sido el 14 de Febrero de 1879 cuando, hace exactamente
141 años, el buque chileno Blanco Encalada desembarcó en la ciudad
boliviana de Antofagasta. Luego, las tropas militares chilenas
invadieron hasta Calama, y terminaron apropiándose del resto del
litoral boliviano, desde el paralelo 24ᴼ hasta la desembocadura del
río Loa. |
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El uso intensivo de estos
fertilizantes es fundamento de la alta productividad agrícola de la
industria vitivinícola chilena de los últimos 40 años. Al guano hay que
agregar los depósitos de nitrato de sodio (salitre) existentes en el
Departamento del Litoral boliviano de Atacama.
Se puede estimar lo robado, en 29 (veintinueve) veces lo que se llevó España
del Cerro Rico de Potosí en 300 años de coloniaje.
Por otra parte, como consecuencia de la pérdida de su litoral, Bolivia no
puede acceder a las riquezas y recursos naturales de los fondos marinos y no
disfruta del beneficio económico originado por la venta de productos del
mar, minerales o petróleo. Al usurparle su costa se le ha privado también de
la riqueza ictiológica y de los recursos naturales de los fondos del mar. El
país además tiene desventajas muy significativas para participar del
comercio de servicios y el transporte marítimo con flotas de propiedad
nacional y con bandera boliviana