La contienda que enfrentó a hermanos |
Juan Carlos Véliz Morejón
En 1898, Sucre era la capital constitucional de Bolivia, pero el Poder Ejecutivo
no tenía una residencia fija y los presidentes gobernaban en las ciudades donde
vivían o donde sofocaban una revolución. La solución para este vacío legal,
según la representación parlamentaria chuquisaqueña, fue la Ley de Radicatoria
de 1898, que establecía que el Poder Ejecutivo "residirá permanentemente en
la Capital de la República”.
Ramiro Velasco Romero en su libro La sangre de todos: relato literario sobre
la guerra federal describe con detalles el agotador y tirante debate de esta ley
en el Congreso, que entonces funcionaba en Sucre. Era noviembre de 1898, el
paceño y senador por Chuquisaca, y luego líder de la Revolución Federal, José
Manuel Pando, sentado en un sillón, escuchaba atento los alegatos de los
diputados paceños Quintín Barrios y Abel Iturralde para que Bolivia se
convirtiera en un país federal, narra Velasco.
"De nada nos sirve el llamado gobierno central, a cuya acción benéfica
estamos dispuestos a renunciar en aras de un cuerpo autónomo con leyes propias
que mejor se adapten a nuestros fines”, discursaba Iturralde ante el foro
mayoritariamente chuquisaqueño. Pero, de nada sirvieron los razonamientos y el
intento de resolver las diferencias mediante las vías constitucionales, la Ley
de Radicatoria fue aprobaba y promulgada por Fernández Alonso, el 19 de
noviembre de 1898, incluso el mismo Pando dio su voto para refrendar la norma.
Ya no había salida al conflicto, la bancada de La Paz abandonó la capital junto
al exministro paceño Macario Pinilla, quien, días antes, había renunciado a su
cargo tras ser interpelado y acusado de promover una asonada contra Sucre. La
ciudad del Illimani estaba enfurecida y el 12 de diciembre de 1898 se constituyó
una Junta de Gobierno Federal integrada por Pando, Serapio Reyes Ortiz y Macario
Pinilla.
La guerra estaba declarada. Fernández Alonso debía hacer cumplir la ley y se
puso al frente de un ejército y marchó hasta Oruro, y después hasta Viacha para
sofocar la insurrección paceña que estaba dispuesta a enfrentarse al poder
central y contaba con el apoyo de los indígenas encabezados por el caudillo
indígena Zárate Willka.
En este apartado historiadores y sociólogos dividen sus apreciaciones en
varias corrientes, unos ponderan la lucha indígena como factor determinante para
la victoria de los liberales; otros identifican una rebelión indígena contra el
sistema político liberal y conservador de la época, y la búsqueda de la
autodeterminación. Hay quienes se concentran solamente en la violencia de los
indígenas durante la Guerra Federal en las masacres de Ayo Ayo y Mohoza.
La guerra civil se prolongó durante al menos cuatro meses, desde enero de 1899
hasta el 10 de abril de 1899, cuando se desarrolló la batalla de Segundo Crucero
o Crucero Copacabana, cerca de Paria, y que determinó la victoria de los
insurrectos con apoyo de los indígenas, que después serían traicionados, y sus
líderes, como Zárate Willka, fueron encarcelados y asesinados. Los servicios
bélicos de los indios - dice el sociólogo Roberto Huayllas - ya no eran
necesarios y constituían una amenaza para el Gobierno Liberal.
Tras la derrota del conservadurismo, el presidente Fernández Alonso huyó a
Chile, mientras el líder de los liberales fue elegido Presidente de una Bolivia
unitaria y la sede de los poderes Ejecutivo, y Legislativo se trasladaron a La
Paz.
¿La Guerra Federal cambió el modelo político del país? El Partido Liberal que se
había presentado como alternativa política a 20 años de conservadurismo "recayó
en la protección de los intereses de los grandes gamonales”, como hicieron
los conservadores reflexiona el historiador orureño Vicente Gonzales Aramayo
Zuleta.
¿Bolivia se convirtió en una República Federal? No. Los promotores del
federalismo, como Pando, dieron un paso atrás y archivaron el debate hasta otra
legislatura que nunca se instaló. ¿Los indígenas lograron cambiar su realidad?
No. Sus líderes fueron enjuiciados o apresados, pero la lucha por la
restauración de sus derechos continuaron y surgieron nuevos líderes.
Pilar Mendieta en su libro Entre la alianza y la confrontación; Pablo Zárate
Willka y la rebelión indígena de 1899 en Bolivia plantea que "la guerra civil
fue el resultado de una acumulación histórica de contradicciones políticas,
regionales, económicas y étnicas en un país que todavía tenía características
coloniales no resueltas” y que "tiene que ver con el estallido violento
de las fricciones entre dos elites en pugna por el poder y con conflictos
relacionados con las comunidades indígenas en la recuperación de sus tierras,
usurpadas por causa de las políticas estatales que pretendían su desaparición”.