Sucre ¿Capital de un nuevo país? |
Juan José Bonifaz
Sucre constituye un centro de
irradiación continental, no sólo por su pensamiento libertario generado desde su
Universidad, y la amplia jurisdicción de la Audiencia de Charcas en los siglos
XVII al XIX, sino porque aquí se formaron las bases de una nueva nación
boliviana, frente a corrientes pro peruanas y pro argentinas, quince años
después de una guerra de guerrillas, que crearon los fermentos de una identidad
nacional inconclusa, que se han reflejado en frecuentes y profundas crisis de
Estado e identidad.
Entonces, ¿quién con mayor derecho podría reclamar un rol unificador de la
República, sino esta ciudad, injustamente despojada de su protagonismo por
intereses económicos y políticos del pasado?
Las dos grandes cuencas continentales toman forma en su territorio, también
armoniza el ande y el llano; constituye pues un centro geopolítico continental y
un núcleo de cohesión nacional. Charcas, que tanto dio en el pasado, de no ser
por las mezquindades y la ceguera política, podría haber promovido una nueva
confederación de intereses moderna, con una complementación económica, a través
de nuevos acuerdos de integración solidarios, con base en la cooperación entre
países soberanos sin que ninguno ejerza hegemonía en el cono sur americano para
beneficio compartido.
El proceso histórico, nos ha llevado a repetir un viejo conflicto regional, esta
vez, La Paz y Santa Cruz se encuentran enfrentadas y, surge la necesidad de
buscar la unidad nacional con todos los esfuerzos disponibles. Sucre Capital
Plena, es la única opción y fórmula moral y patriótica, para equilibrar, los
intereses de oriente y occidente y las disparidades del norte y el sur. Bolivia,
en la actualidad, no muestra una inserción clara hacia una economía global
integradora, sino una actitud centralista, excluyente y rentista tradicional;
una tendencia a "igualar la economía hacia abajo" concentrándose en un andino
centrismo errático, que no alienta ni garantiza la inversión y apuesta por el
aprovechamiento de los recursos no renovables, creando nuevos espejismos cuyas
bases han sido históricamente superadas.
Si después del diálogo convocado por el Gobierno en estos días, no existen las
condiciones de unidad e integración nacional, no hay otra alternativa que
declarar la Segunda República, y establecer claramente el rol y funciones de su
capital, es decir su cabeza política y administrativa y esto, no es
improvisación ni negociación política.
Un cambio cualitativo del país, debe definir esta cuestión, de una vez por
todas, porque ya no se trata de un Estado de las características del que
desechamos, voraz y burocrático, sino de un Estado moderno, redimensionado para
cumplir su rol fundamentalmente normativo y regulador de regiones autonómicas.
Un Estado, en esas circunstancias, requiere tomar decisiones heroicas orientadas
a cumplir requisitos de seguridad del Estado y de centro de gravedad nacional;
ausencias que en la actualidad hacen de Bolivia, tan vulnerable e inestable como
fruto de un centralismo a ultranza.
De ahí, la necesidad de concebir una nueva forma de desarrollo de esta ciudad,
con miras a una Capital, con visión nacional e internacional y, no como una
ciudad más con visión departamental y rural. Esto demanda planificar sus roles,
de ciudad patrimonial reconocida por las NN.UU. por una parte; y el de una
capital siglo XXI es decir, un régimen nacional especial tanto en servicios como
recursos y programar los procesos futuros de una manera ordenada y racional en
un marco de concertación y responsabilidad nacional. (Habrá que olvidarse de
hacer de la Plaza de Armas de Sucre, el centro de diarias ferias de corte rural,
para convertirla en un santuario cívico).
Sucre debe mantener su unidad y fortalecer sus instituciones, con miras al
proceso autonómico. No se debe conformar con resultados de corto plazo, ni
negociar los valores de su población; los cambios vienen favorables y
gradualmente, debemos aprestarnos a desempeñar el rol señalado por la historia,
pese a los obstáculos que hasta hoy, no pudieron cambiar su destino inexorable.