Fracaso en La Haya, entre “un mar de bronca” y la desilusión |
Beatriz Layme Periodista
Meses antes de la lectura del fallo de la CIJ, el presidente Morales “movió fichas claves” para preparar el escenario del post-La Haya.
Después de cinco años de
“lucha” jurídica y de que se avivara la esperanza en los bolivianos en demasía,
la demanda contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La
Haya, para lograr una salida soberana a las costas del océano Pacífico, fracasó.
“La Corte por 12
votos contra 3 concluye que la República de Chile no contrajo la obligación de
negociar un acceso soberano al Océano Pacífico para el Estado Plurinacional de
Bolivia”, comunicó el presidente del tribunal, Abdulqawi Ahmed Yusuf, el 1 de
octubre.
El veredicto cayó
como un “balde de agua fría” a los bolivianos. Frustración y tristeza fueron
sentimiento que embargaron a los connacionales aquella jornada. Antes del fallo,
la expectativa era exacerbada.
El presidente Evo
Morales, confiado en un triunfo, comenzó el año reforzando al equipo jurídico.
En enero designó a Sacha Llorenti, exministro de Gobierno y actual embajador de
Bolivia en la Organización de las Naciones Unidas, como coagente de Bolivia ante
La Haya.
La misión de Llorenti - informó Cancillería- era de “coadyuvar en el
cumplimiento de las atribuciones del agente de la demanda y contribuir al logro
de las funciones encomendadas a la Dirección Estratégica de Reivindicación
Marítima, Silala y Recursos Hídricos Internacionales”.
El Gobierno
incluso armó una campaña para elevar el “sentimiento marítimo” y “llamar la
atención del mundo”. A pocas horas de la presentación de los alegatos orales,
por ejemplo, el Ejecutivo extendió la bandera de la reivindicación marítima de
196,5 kilómetros a lo largo de la Doble Vía La Paz-Oruro.
Asimismo, Morales, antes de partir a Holanda para escuchar los argumentos
finales, reveló que “Bolivia está preparada para el escenario post La Haya”.
En ese contexto, en marzo de 2018, una Bolivia envalentonada expuso a detalle
los compromisos de La Moneda de otorgar a los bolivianos una salida al mar.
“En 2011, Chile hizo desvanecer 130 años de esperanza de acceder al mar”,
explicó entonces la jurista Monique Chemelier, a los jueces de La Haya, esto en
referencia a que Chile rompió las negociaciones con Bolivia, pese a firmar la
agenda de 13 puntos, que contemplaba el tema mar.
Su colega Alan Vaughan Lowe sostuvo ante los tribunos que “Chile ha reconocido
repetidamente una fórmula que permitirá dar a Bolivia un acceso al mar. No puede
retractarse de las propuestas que ha hecho”.
En ese marco, el jurista Payan Akhavan manifestó que “donde debería haber una
puerta hoy hay un muro”, y por ello pidió a la Corte ayuda para “derribarlo”.
En cambio los argumentos de Chile se centraron en reiterar que Bolivia pretende
modificar el Tratado de 1904. “Lo que busca (Bolivia) no es sentarse a
conversar, lo que quiere es obligarnos a cambiar este Tratado”, explicó Claudio
Grossman, el agente de La Moneda en La Haya.
Con ese argumento Chile solicitó a la Corte rechazar, en todo, la demanda de
Bolivia de negociar una salida soberana al mar.
Morales cuestionó el pedido de Santiago y recordó que ellos (los chilenos)
fueron los que invadieron y arrebataron a Bolivia 400 kilómetros de litoral,
además que incumplieron el Tratado de 1866 que reconocía una salida al mar.
Es así que convencido de que el país lograría un paso importancia hacia el mar,
en agosto, Morales se animó a decir que La Paz está muy cerca de volver a las
costas del océano Pacífico, porque los argumentos bolivianos se sustentan “en la
verdad y en sólidos documentos históricos, geográficos y jurídicos”.
Un mes después, en septiembre, Morales “movió fichas claves” para preparar el
escenario el posfallo. Designó a José Alberto Gringo Gonzales, expresidente de
la Cámara de Senadores, como embajador de Bolivia ante la Organización de
Estados Americanos (OEA).
En Jefe de Estado también nombró a Diego Pary, indígena quechua y exembajador
ante la OEA, como canciller, en reemplazo de Fernando Huanacuni.
“Los cambios que estamos haciendo acá es justamente con miras post-La Haya”,
informó Morales, quien además anunciaba entonces que asumirá más medidas, pero
que no serían de conocimiento de los medios.
Con todo el trabajo encaminado para el pos-Haya, Morales emprendió vuelo hasta
Holanda para escuchar el fallo, en vivo y directo, junto al equipo jurídico,
expresidentes y excancilleres.
Pero el episodio no terminó como el mandatario esperaba. La Corte desestimó por
completo los ocho fundamentos jurídicos que presentó Bolivia.
Los jueces concluyeron que “el hecho de negociar una cuestión en algún momento
determinado, no implica que se está dando lugar a una obligación de negociar”;
además que “dichas resoluciones no son vinculantes”.
No obstante, el presidente de la CIJ dijo -eso sí- que la decisión “no debe de
ser entendido como algo que evite que ambas partes continúen su dialogo y
comunicación, en el espíritu de buena vecindad, para abordar los asuntos
relacionados a la situación de Bolivia de acceso al mar, la solución a algo que
ambos han reconocido como asunto de interés mutuo”.
Así La Haya puso fin a la demanda interpuesta por Bolivia en 2013 y que costó
más de 14 millones de dólares, con el que Bolivia pretendía que se declare que
Santiago está obligado a negociar una salida marítima soberana.
Brotóns,
el jurista que encantó y desencantó a Bolivia
Es Doctor en Derecho por la Universidad de Bolonia. Catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid. Director del Programa de Doctorado en Derecho Internacional y RR.II. del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset de Madrid. Miembro de l’Institut de Droit International. Miembro de la delegación española de la Academia Europea de Ciencias y Artes. Remiro Brotons tenía ya experiencia en litigios en La Haya. Trabajó para Nicaragua en la demanda que la enfrentó con Colombia por los archipiélagos de San Andrés, Santa Catalina y Providencia. La Corte finalmente favoreció a Colombia al considerar que los límites estaban establecidos hace 50 años. Algo similar a lo que podría ocurrir respecto del Tratado de 1904 entre Chile y Bolivia |
“Esta causa es tan
vivida por la gente y uno se siente mucho más atrapado por ella. Entonces uno no
quiere fallar”. Así, entre lágrimas, el experimentado abogado español
Remiro Brotóns,
uno de los principales miembros del equipo jurídico de Bolivia, expresó su
compromiso y llenó de esperanza a los bolivianos. No obstante, al final la
demanda marítima fracasó en La Haya.
Brotóns, fichado por Bolivia en septiembre de 2011, trabajó -con el equipo
boliviano- la estrategia jurídica bajo el fundamento de “derechos expectaticios”,
para obligar a Chile a cumplir con su ofrecimiento de negociar una salida
soberana al Pacífico.
Su frondoso currículo lo
mostró como el “hombre indicado” para dirigir y lograr un triunfo en La Haya,
pues es Doctor en Derecho por la Universidad de Bolonia. Es catedrático de
Derecho internacional Público y Relaciones Internacionales en la Universidad
Autónoma de Madrid.
También fue director del Programa de Doctorado en Derecho Internacional y
Relaciones Internacionales del Instituto Universitario de Investigación Ortega y
Gasset de Madrid. Además, miembro del Institut de Droit International y de la
delegación española de la Academia Europea de Ciencias y Artes.
A ello se debe sumar que Brotóns ya tenía experiencia en litigios en Corte
Internacional de Justicia (CIJ).
A Brotóns también le fue mal cuando representó a Argentina en el juicio contra
Uruguay por la planta de celulosa que se instaló sobre el río Uruguay, que cruza
ambos países. Los jueces de La Haya emitieron un fallo a favor de Uruguay.
La demanda boliviana también terminó en fracaso, pero para Brotóns la derrota
“fue un éxito”, porque la CIJ reconoció que Bolivia nació con mar.