Estanislao Just Lleó S.J.(*)
 

CHARCAS EN LA PAZ
Los dos movimientos que, con diferencia de pocos meses, estallan en el Alto Perú, tienen, a simple vista, muchos puntos de contacto. Estos no coinciden únicamente en la ideología que mantienen ambos movimientos, sino incluso en la presentación del suceso, explicación de sus móviles, etc. De todo ello, lo que resulta más interesante es la corrección que supone el hecho revolucionario paceño, a la luz de los sucesos de Chuquisaca. Aquí es en donde se ve la influencia y ejemplaridad que tuvo uno en otro.

Que los movimientos tuvieron un mismo acerbo doctrinal no es nada extraño, puesto que los dirigentes de ambos se había formado en la misma Universidad, y juntos –con escasa diferencia de años, e incluso algunos condiscípulos-, habían adquirido los ideas motoras de aquellos, pero lo móviles que explican la actuación revolucionaria, la preparación de la actuación, y sobre todo las correcciones que supone el movimiento paceño sobre el de Chuquisaca sean mera coincidencia, resulta algo verdaderamente extraño. Solamente la influencia real de un hecho sobre otro puede explicar rectamente la existencia de éste. Charcas es por lo menos la causa ejemplar de los sucesos del julio paceño.

LOS DELEGADOS DE CHUQUISACA
Por dos veces envió la Audiencia gobernadora sus comisionados a La Paz. A una primera actuación, aparentemente al menos, infructuosa, siguió una llena de éxito. Michel, uno de los más exaltados revolucionarios chuquisaqueños será el artífice de ésta.

El 28 de mayo, “muy al alva”, salieron, para cumplir su comisión de delegados de la Rl. Audiencia gobernadora ante las autoridades de La Paz, para las que llevaban sus correspondientes Rls. Provisiones, el vecino Gregorio Ximénez, y el bachiller Manuel Toro y Ocampo. Su estancia en aquella ciudad, no debió durar mucho tiempo, pues antes del mes los encontramos a los dos prestando declaración ante el oidor Ussoz en la sumaria abierta por la Audiencia. A pesar de ello, la tardanza y la falta de noticias despertó recelos en La Plata, por lo que, según nos dice Gómez Soto, se decidieron a enviar a un nuevo comisionado, este fue el abogado Michel, más conocido por el apodo de Malaco, recién llegado de su comisión a Cochabamba.

La actuación de Michel fue muy fructífera. Aunque su actuación en aquella ciudad queda un poco envuelta en la obscuridad y el misterio, a él se le atribuye, por todos los testigos de las diferentes sumarias, el estallido de la revolución en La Paz.
La finalidad que le llevó a allí es evidente para sus contemporáneos. Bien claro lo dice, por ejemplo, el médico Salas: “es notorio en Chuquisaca que Michel fue a aquella Ciudad con el designio de sublevarla”, lo que matiza un poco más el diputado de comercio de La Plata, Fernández Alonso, quien, después de afirmar que había sido Michel, “el origen del aquel alboroto que sucedió en ella”, añade, “o cuando menos ha oído hablar de esto que contribuyó mucho…” Testimonio que refunde el abogado Baez al achacar el alzamiento de La Paz, a la consequencia de la comisión del Turbulento Michel o Malaco…”

La colaboración que encontró entre los paceños, según el historiador boliviano Alcides Arguedas, fue grande, “y no hubo necesidad de desplegar grandes esfuerzos, ni meterse en comprometidas aventuras para ganar la decisión de los paceños, tiempo ha prevenidos contra los peninsulares y anhelosos de verse libres para implantar reformas que estuviesen enarmonía con los adelantos del tiempo”.
Supuesta ésta, sigue diciendo el citado historiador, “únicamente tuvo que presentarse a las juntas secretas que a menudo se celebraban desde que se conocían los conflictos internos y externos de España y explayar allí lo que sus antecesores de la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca, desde antes de 1802, venían pregonando, es decir la emancipación” Cosa que comprueba el contemporáneo Matalinares, cuando dice en su declaración ante el intendente de Potosí, que “el dicho Emisario Malaco, antes de presentar en el Gobierno de la Real Provisión en su encargo, se aseguró primero en el Pueblo del buen éxcito de la gestión, y que si el Gobierno no lo apoyaba, le sostendría el mismo Pueblo”.

Sánchez de Velasco, puntualiza un poco más esta actuación de Michel. Parece ser, según el escribano de Cámara de la Audiencia de Charcas, que no solamente se contento el abogado chuquisaqueño con exponer los sucesos de la capital del distrito, sino que a él se debió la formación de la Junta Tuitiva. Estas son las palabras que recoge el escribano en sus Memorias: “Como las ideas del Comisionado que marchó a La Paz por orden de la Audiencia, para dar razón de los sucesos, fuesen enteramente libres, incitó secretamente a la formación de una Junta con el nombre de Tuitiva, y negoció el movimiento que debía realizarse el 16 de julio”.


Para el intendente de Potosí, por su parte, la sublevación de La Paz, se debía a “las resultas de la estada del Comisionado de Charcas en La Paz, un Doctor Michel y por las especies seductivas que dejó sembradas, y Pasquines que estampó…”, afirmación que coincide con las expuestas por algunos prófugos de La Plata, que ya habían prestado declaración ante él.


(*) Just Lleó Estanislao “Comienzo de la Independencia en el Alto Perú: Los sucesos de Chuquisaca, 1809; páginas 518-520; Editorial Judicial Sucre- Bolivia 1994