Pasaron 140 años del combate de Angamos |
AGUSTÍN SAAVEDRA WEISE
El autor es
excanciller de Bolivia, economista y politólogo
www.agustinsaavedraweise.com
Desde el inicio de
la Guerra del Pacífico (1979-1883) el monitor
blindado Huáscar
del
Perú fue pesadilla para la armada rival y buques mercantes que
aprovisionaban a la tropa enemiga. Ligero y veloz, era hábilmente
comandado por el eximio marino |
Un buen amigo (Dante Gumiel
Reyes) me recordó que el conflicto entre Chile, Perú y Bolivia fue objeto de
análisis por parte de la Marina de los EEUU y afirmó en la época que el poderío
naval chileno era el mayor del Pacífico. El crecimiento de la armada se remonta
a la presencia de Lord Cochrane, que en 1817 emigró desde Inglaterra hacia
Santiago. Allí ayudó decisivamente a la causa patriótica de San Martín y
O’Higgins, particularmente por hacer viable su expedición al Perú. Dante nos
recordó también que el más previsor político boliviano en la materia fue José
Ballivián, quién inició en Gran Bretaña gestiones para adquirir navíos de
combate. El emprendimiento se frustró por los eternos problemas internos de
Bolivia…
Continuando con el Huáscar, éste incursionaba en aguas enemigas, hundía sus
navíos y prácticamente dominaba los mares de la región. Pero la respuesta
contraria no se hizo esperar. Con sus nuevos barcos comprados en Europa la
superioridad naval se inclinó netamente a favor de La Moneda. Aún así, el
Huáscar continuó con sus correrías, siempre creando caos en el adversario, pero
éste ya había previsto una emboscada para intentar destruir al escurridizo
monitor y neutralizar al genial Grau.
En el célebre combate naval de Angamos -península cerca de Mejillones- librado
el 8 de octubre de 1879 (hace más de 140 años) el blindado Huáscar se vio
súbitamente rodeado por el núcleo de la escuadra chilena que ejecutó una hábil
maniobra envolvente. Según narran los historiadores, estuvieron presentes los
buques peruanos Huáscar y Unión frente a los chilenos Cochrane, Blanco Encalada,
O'Higgins, Loa, Covadonga y el carbonero Matías Cousiño. Los buques Cochrane y
Blanco Encalada dañaron seriamente al Huáscar y el valiente Grau murió en la
batalla, netamente favorable para Chile por su abrumadora superioridad. Esa
grave derrota peruana fue factor determinante en la guerra naval; dejó los mares
totalmente en poder de la armada enemiga y con posibilidades de generar más
adelante una invasión, la que se hizo realidad cuando los chilenos tomaron en
1881 primero El Callao y luego la capital, Lima, ocupando esa ciudad
prácticamente hasta el fin de la trágica contienda (1883).
El Huáscar fue trasladado a puertos chilenos para ser reparado y allí quedó
hasta hoy. Actualmente funge como museo flotante en Talcahuano. Pasados 140
años, creo que finalmente ha llegado la hora para que Chile -en un gesto
magnánimo y de buena voluntad entre vecinos- devuelva el Huáscar al Perú. Su
larga retención como "trofeo de triunfo" sigue marcando un punto oscuro
en la relación bilateral. Eso debe terminarse para mirar al futuro, no más al
pasado. El sacrificio de Grau y la pérdida del Huáscar le dieron a Chile el
control definitivo del Pacífico Sur para proseguir con la conquista bélica de
territorios bolivianos y peruanos. En aquel fatídico 8 de octubre de 1879 el
Huáscar concretaba su quinta incursión en aguas rivales. El célebre monitor
-tras el cruento combate- fue tomado por el enemigo, no sin antes cubrir de
gloria eterna a su bravo capitán y a la valiente marina peruana.